Sonia Milena, viene del departamento de Arauca, Colombia. Hija de familia
campesina, está vinculada a organizaciones sociales desde muy joven. Tras
las detenciones masivas de dirigentes de la Fundación de Derechos Humanos
Joel Sierra” en 2003, pasa a asumir responsabilidades en la misma. Joel
Sierra es el nombre de un dirigente campesino detenido, torturado por el
ejército colombiano, y enterrado en una fosa común con otros cuatro
campesinos.
¿Cómo surge la Fundación?
Nuestra fundación es una organización para la defensa de derechos humanos
creada por las organizaciones sociales del departamento de Arauca en 1996,
ya que aunque los movimientos sociales (indígenas, campesinos, juveniles,
sindicales y de mujeres) tenían eje de trabajo propio en derechos humanos,
no había ninguna organización que trabajara específicamente en ellos.
¿Cómo es vuestro día a día?
Nos dedicamos a la denuncia constante de las violaciones de los derechos
humanos y del derecho internacional humanitario, al acompañamiento
jurídico de las victimas, a la atención psico-social a“POR LA VIDA Y LOS
DERECHOS HUMANOS Y LA PERMANENCIA EN EL TERRITORIO” los familiares y
victimas, así como a los procesos de formación con las comunidades.
Arauca, posee importantes riquezas naturales como petróleo y agua, y
explotaciones agrícolas. La frontera con Venezuela le da una relevancia
estratégica respecto a posibles intervenciones militares. ¿Cuál ha sido
el proceso de luchas en vuestro departamento en este contexto?
Arauca tiene una larga historia de lucha y resistencia articulada en
movimientos y organizaciones populares, así como una gran presencia
guerrillera.
Antes de los 80 Arauca estaba abandonada por el Estado. Por esas fechas
llegó el auge petrolero a la zona, pasando a ser un territorio de gran
interés. La llegada de las petroleras (Oxy, Repsol) ha ido de la mano de
actos violentos contra las comunidades rurales cercanas a pozos
petroleros, y los posteriores desplazamientos dEl paramilitarismo en
Arauca sólo se puede entender unido al apoyo de la fuerza pública y del
Estadoe esas comunidades. Los operativos del ejército colombiano llegaban
a las comunidades, y decían que ellos no podían hacerles nada a los
pobladores, pero anunciaban que llegarían los escuadrones paramilitares
realizando masacres como que les iban a cortar las cabezas y cosas así. Y
así ocurría: los paramilitares, que en algunos casos eran componentes de
la fuerza pública (ejército, policía), llevaban símbolos de las AUC
[Autodefensas Unidas de Colombia, organización paramilitar]. El
paramilitarismo en Arauca sólo se puede entender unido al apoyo de la
fuerza pública y del Estado. Incluso el gobierno del departamento de
Arauca, y varias alcaldías fueron infiltrados y controlados por los
paramilitares. En algunos municipios solo la contestación y denuncia de
las organizaciones sociales, junto con el acompañamiento internacional se
lo impidieron. El auge del paramilitarismo, ha venido acompañado de la
criminalización y persecución judicial de dirigentes sociales, sindicales
o campesinos. Esto ha supuesto más de 2.000 detenciones de personas y su
posterior judialización“POR LA VIDA Y LOS DERECHOS HUMANOS Y LA
PERMANENCIA EN EL TERRITORIO”
Entonces, ¿el paramilitarismo sigue vigente?
En 2005 el gobierno colombiano, a través de una ley, anuncia que los
paramilitares serán desmovilizados. Pero en Arauca siguen estando
presentes y lo único que han cambiado ha sido su nombre, ahora se hacen
llamar “Águilas Negras”. Siguen igual las amenazas a dirigentes,
comunidades o proyectos sociales.
Y a pesar de todo, las organizaciones sociales en Arauca siguen resistiendo…
El Gobierno tiene una estrategia integral estatal para generar terror,
desarticular el movimiento social, generar desplazamiento y dejar vía
libre a los megaproyectos y a la explotación del petróleo. Las
organizaciones sociales han sido catalogadas por el Estado como
subversivas. Pero con todo este panorama todavía se continúa con el
proceso de organización social: jóvenes rescatando la cultura tradicional,
el baile, y el teatro callejero como forma de resistencia y denuncia;
mujeres con procesos de capacitación y organización; campesinos con su
lucha por la tierra; la comunidad indígena que continúa resistiéndose a
perder su cultura y sus tradiciones, así como el poquito territorio que ya
les han dejado; los sindicatos en su lucha por la defensa por los derechos
laborales.
Y nosotros seguimos en la denuncia, acompañando a las comunidades y los
procesos, con la consigna de “Por la Vida y los Derechos Humanos y la
Permanencia en el Territorio”.
Ante esta situación, ¿qué papel tenemos las organizaciones no colombianas?
Es muy importante que desde organizaciones internacionales se haga una
difusión de la realidad que se está viviendo, del proceso de resistencia
que se está dando. Esto es vital para nosotros. No somos ni guerrilleros
ni terroristas, somos comunidades con una visión más justa de lo que puede
ser el mundo y que hemos sido estigmatizados. Que se haga ese
acompañamiento por miembros internacionales y la difusión y denuncia, nos
ha permitido resistir y permanecer todavía en el territorio.
cían que ellos no podían hacerles nada a los pobladores, pero anunciaban
que llegarían los escuadrones paramilitares realizando masacres como que
les iban a cortar las cabezas y cosas así. Y así ocurría: los
paramilitares, que en algunos casos eran componentes de la fuerza pública
(ejército, policía), llevaban símbolos de las AUC [Autodefensas Unidas de
Colombia, organización paramilitar]. El paramilitarismo en Arauca sólo se
puede entender unido al apoyo de la fuerza pública y del Estado. Incluso
el gobierno del departamento de Arauca, y varias alcaldías fueron
infiltrados y controlados por los paramilitares. En algunos municipios
solo la contestación y denuncia de las organizaciones sociales, junto con
el acompañamiento internacional se lo impidieron. El auge del
paramilitarismo, ha venido acompañado de la criminalización y persecución
judicial de dirigentes sociales, sindicales o campesinos. Esto ha supuesto
más de 2.000 detenciones de personas y su posterior judialización
Entonces, ¿el paramilitarismo sigue vigente?
En 2005 el gobierno colombiano, a través de una ley, anuncia que los
paramilitares serán desmovilizados. Pero en Arauca siguen estando
presentes y lo único que han cambiado ha sido su nombre, ahora se hacen
llamar “Águilas Negras”. Siguen igual las amenazas a dirigentes,
comunidades o proyectos sociales.
Y a pesar de todo, las organizaciones sociales en Arauca siguen resistiendo…
El Gobierno tiene una estrategia integral estatal para generar terror,
desarticular el movimiento social, generar desplazamiento y dejar vía
libre a los megaproyectos y a la explotación del petróleo. Las
organizaciones sociales han sido catalogadas por el Estado como
subversivas. Pero con todo este panorama todavía se continúa con el
proceso de organización social: jóvenes rescatando la cultura tradicional,
el baile, y el teatro callejero como forma de resistencia y denuncia;
mujeres con procesos de capacitación y organización; campesinos con su
lucha por la tierra; la comunidad indígena que continúa resistiéndose a
perder su cultura y sus tradiciones, así como el poquito territorio que ya
les han dejado; los sindicatos en su lucha por la defensa por los derechos
laborales.
Y nosotros seguimos en la denuncia, acompañando a las comunidades y los
procesos, con la consigna de “Por la Vida y los Derechos Humanos y la
Permanencia en el Territorio”.
Ante esta situación, ¿qué papel tenemos las organizaciones no colombianas?
Es muy importante que desde organizaciones internacionales se haga una
difusión de la realidad que se está viviendo, del proceso de resistencia
que se está dando. Esto es vital para nosotros. No somos ni guerrilleros
ni terroristas, somos comunidades con una visión más justa de lo que puede
ser el mundo y que hemos sido estigmatizados. Que se haga ese
acompañamiento por miembros internacionales y la difusión y denuncia, nos
ha permitido resistir y permanecer todavía en el territorio.
Mar y Juan (CGT)