En los últimos meses, el término más repetido es el de crisis. Todo/as
hablamos de ella pero la pregunta que debemos hacernos es ¿de qué crisis
hablamos? La economía española creció nominalmente en el último decenio a
una media anual superior al 3% del PIB. En este mismo período, los
beneficios empresariales se multiplicaron en un 73%, especialmente los de
las multinacionales.

El modelo de crecimiento en esta década, siguiendo las directrices de la
globalización económica, se basa esencialmente en la especulación
financiera, la explotación de la inmigración, la depredación del medio
ambiente, la flexibilización de las condiciones laborales y el
desmantelamiento de los servicios públicos.

Características que se pueden visualizar con facilidad en los sectores
considerados más “dinámicos”: el sector inmobiliario, el sector turístico
y principalmente el sector financiero, basado en la especulación,
(tierras, materias primas, armas…) y el movimiento virtual de capitales.
Las grandes empresas del Ibex 35 en ese “casino” llamado Bolsa, mueven
anualmente hasta un billón de euros, tanto como todo el PIB del estado
español.

Este modelo de crecimiento insostenible medioambiental, injusto y desigual
presenta a niveles del estado español la siguiente quiebra social:

- Casi un tercio de los hogares españoles son mileuristas, es decir, cerca
de 5 millones de hogares (hogar = 2,1 personas).

- Los salarios han perdido más de un 5% de poder adquisitivo

- Los ingresos del 20% de la población más rica han pasado de significar
5,1 veces los ingresos del 20% de la población más pobre.

- La población española considerada como pobre, se sitúa en el 20%

- Los bajos salarios y la alta precariedad en el empleo, explican en gran
medida que la población de rentas bajas haya aumentado a un ritmo
superior, el 5,4%, que el tramo de población de rentas medias.

A esta situación le llamaban “crecimiento, bonanza, milagro, etc.”, cuando
la realidad era ya de una auténtica crisis para gran parte de la sociedad.

En este momento, debemos tener en cuenta que el PARO se ha situado en el
12% sin que la TEMPORALIDAD haya descendido del 32%. El IPC ha subido al
5´5% mientras los SALARIOS siguen perdiendo poder adquisitivo. Desciende
el PIB por debajo del 1% y se pretende incrementar la PRODUCTIVIDAD,
abaratando el DESPIDO firmando una nueva REFORMA LABORAL.

Por otro lado, la POLÍTICA TRIBUTARIA dirigida a beneficiar al capital con
bajadas de impuestos a las grandes fortunas y recorte de las cotizaciones
empresariales, desemboca en una política de PRIVATIZACIONES y
desmantelamiento de los SERVICIOS PÚBLICOS (sanidad, educación, atención,
transportes, comunicaciones,…) que “pagamos” entre todo/as, como entre
todos y todas “ponemos” las miles de muertes por ACCIDENTES LABORALES.

El capital, los gobiernos, la patronal y el sindicalismo mayoritario,
pretenden que “su crisis” la paguemos los de siempre: los trabajadores y
las trabajadoras, estafados laboral y socialmente con las Reformas
Laborales y las políticas de consumo insostenible que han hecho
desaparecer lo colectivo y lo público, como garantía de derechos sociales
para todos y todas.

No debemos ignorar que este proceso de empobrecimiento de la mayoría,
consolida la globalización capitalista, desde una concepción autoritaria,
represiva y militarista de la sociedad, fomentando el incremento del
negocio armamentista como la especulación salvaje sobre la energía y los
alimentos condenando al hambre a millones de personas.

Este proceso global de retrocesos lo estamos sufriendo de manera muy
especial en el caso de la Unión Europea, donde asistimos a un proceso
profundamente antidemocrático de imposición parlamentaria de un
tratado/constitución rechazado una y otra vez en referéndum.

Una imposición acompañada de otras medidas y directivas que, junto con la
autonomía dotada al Banco Central Europeo, constituyen el germen de una
auténtica dictadura económica. Nos referimos al Tratado de Lisboa
refrendado por el sindicalismo mayoritario para imponer la flexibilidad
laboral y el despido libre. La directiva Bolkestein que nos impone el
desmantelamiento de los Servicios Públicos. La directiva de la vergüenza,
directiva del retorno de la inmigración, que restringe los movimientos y
los derechos de las personas inmigrantes. Y la más reciente directiva de
las 65 horas sobre Jornada de Trabajo que prolonga la jornada laboral y
elimina la vida social personal.

Frente a esta realidad, necesitamos una cultura de la resistencia contra
el consumismo, contra el crecimiento por el crecimiento sin fines
colectivos. Necesitamos salir a la calle para parar esta máquina de
desorden, injusticias y desigualdades, llamada economía de mercado o
capitalismo y construir, a través de la cooperac
Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT

Martes 30 de septiembre de 2008ión y la solidaridad, una sociedad que
respete el medio ambiente, el trabajo digno, el tiempo de vida colectivo
de las personas ligado a la producción de bienes sociales suficientes para
todos y todas.

Necesitamos movilizarnos en nuestro día a día y caminar todas y todos
juntos hacia una HUELGA GENERAL.

Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT
Martes 30 de septiembre de 2008